domingo, 2 de junio de 2013

4 DI3Z M3TROS SOL4M3NT3

No me gusta comenzar el día sin verte, hace años decidí levantarme a las seis y media, sólo para verte, sólo para sentir que comienzo mi jornada a tu lado, hasta he comenzado a leer libros sobre el yoga y sobre como despertar haciendo los mismos ejercicios que haces tú. Hace cinco años saque todas las cortinas de mi piso para poder ver todos tus movimientos, desde que te levantas hasta que te vas a la cama por la noche y así me he ido convirtiendo en una ventana que mira hacia tu mundo, en una mirada vacía de si misma para convertirse en una mirada completa de ti, de tu mundo, de tus ojos melancólicos que miran hacia fuera a través de tu cristal sin verme a mi jamás, sin si quiera sospechar que vivo sólo para contemplarte, para contar tus pasos sobre tu piso de ciento treinta y cuatro metros cuadrados, para cenar a tu lado, invisiblemente, hasta he aceptado la interferencia de tu mujer que cada día te besa con cariño y a la que suplanto en sueños cada noche, vistiendo su piel, y enguantándome sus labios parabesar tu boca, tu rostro, tu pecho y bajar con mi boca imaginaria hasta tu sexo. He imaginado millones de veces ser tu mujer acostada a tu lado, sintiendo la tibieza de tu cuerpo fuerte y delgado, jugando mientras duermes con tu pelo rizado y mordiendo suavemente uno de tus hombros, susurrando tu nombre, el que aún no conozco.

Me he convertido en vistas a otro mundo, en cristales muy limpios siempre, para no perder detalles, en esperas interminables mientras caminas entre ventana y ventana, me he convertido en la sombra de tus pasos que vive en el piso diez y seis, a diez metros en frente de tu imagen móvil, de tu identidad misteriosa, de tu vida tan lejana y a la vez tan cerca de mi. Conozco todos los temas que te gusta conversar con tu mujer, porque luego de tantos años he aprendido a escuchar a través de los cristales, sólo con mi mente, conozco tus silencios interminables mientras ella te cuenta su día, conozco tu mirada penetrante y tu talento para saber siempre como está ella, sin que ella diga nada, conozco tu reservada vida secreta, esa que no compartes con nadie, la conozco porque te he soñado tanto que a veces siento que me he ido convirtiendo en una entonación de tus deseos ocultos, en un sueño paralelo que camina a tu lado sin decir nada, en un permanente espía de tu alma, por eso sé lo que piensas y nunca dices, sé lo que deseas y pocas veces cumples, sé lo que tantas veces has callado bajo esa mirada profunda y sin voz. A diez metros de distancia vive tu alma, tu aura distante, tu conciencia ciega, ocupando un cuerpo impropio, un traje ajeno, fruto de un error de la naturaleza. 

Tengo apuntado en un cuaderno todas tus tareas, con todos tus horarios y todos sus matices, solo para no perder ni un segundo de tus movimientos, también en ese cuaderno he ido guardando las pocas fotos que me he atrevido a sacarte, en ellas te ves tan elegante como siempre, tan distinguido, con tu piel morena y tus ojos pardos, y tu refinado cuerpo esbelto, recto y proporcionado. En ese cuaderno he dibujado un corazón, en el que que puesto sólo: tú y yo, para que podamos vivir al menos de esa forma unidos, para que al menos en un papel existamos juntos y nos juremos amor sin tiempo.

Ayer por la noche, cuando luego de cenar fuiste a tu estudio para leer, como lo haces casi todas las noches, y cogiste el libro de Wilhelm Müller que llevas leyendo tres días, pensé que leías el poema: "Petrificado" y te imaginé leyendo en silencio sus versos, imaginé que podías escuchar mi voz que decía lo mismo que el poema, y me vi recitando a tu oído, dulcemente y con la voz casi a punto de desaparecer: 

"Busco en vano en la nieve, 

las huellas de sus pasos, 

allí por donde, juntos,

cruzábamos el prado. 

Quiero besar el suelo, 

traspasar hielo y nieve, 

hasta alcanzar la tierra con lágrima ardientes"...

Luego te imaginé cerrando los ojos y abrazando mi silueta difusa en la habitación a media luz. Después de eso me dejaste y te uniste a tu mujer como todas las noches, dejando mi corazón tan frío y a la vez convertido en una llama permanente.


Esta mañana me levante con la decisión de confesarte mi amor y decirte que he seguido tu vida a través de los cristales durante años, me levanté a la hora de siempre, hice los ejercicios junto a ti y me vestí calculando la hora a la que debía salir para encontrarme contigo en tu portal. Salí por fin a decirte todo y jugarme la vida frente a ti, eran las ocho y treinta de la mañana, al salir tú, yo ya estaba allí, con mi cuaderno en una mano y una rosa roja en la otra, te miré fijamente y expectante y cuandoestaba a punto de decirte todo me miraste profundamente y sonreíste con malicia, te detuviste frente a mi y dijiste: 

"Señor, un poco temprano para venir a dejar flores a una chica verdad?".


Luego de eso subí a mi piso y dibuje un nuevo corazón en mi cuaderno, en él he puesto: El y yo ETERNAMENTE.


3 comentarios:

  1. No sé por qué, pero lo esperaba... Me encantó.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias querido amigo.
      Es curioso verdad? el amor puede tomar formas tan diversas y todas ellas me inspiran.
      Un abrazo fuerte.

      Eliminar
    2. El amor es inspirador en todas sus manifestaciones, porque creo que no es un sentimiento, sino un estado deseable...
      Abrazos.

      Eliminar